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La petición

  El sol brillaba sobre Nueva Babel, el Teatro estaba abierto, pero, en contraste a la noche anterior, ahora parecía más un simple café. Había mesas dispuestas en el exterior para que las personas pudieran disfrutar del aire libre y la luz del sol mientras comían un postre o se tomaban una bebida refrescante. Un hombre vestido de bartender entraba por las puertas, dispuesto a iniciar su turno de trabajo.

  -Que lo disfruten -Dijo una de las meseras-. Axel! -Grito llamando la atención del bartender.

  Axel se detuvo y giró para observar quién era que lo llamaba, acercándose a él una joven chica rubia, con una nariz aguile?a, cabello rubio con las puntas rojas arreglado en un bollo corría hacía él.

  -Es cierto? -La chica le preguntó en cuanto estuvo frente a él-. Apareció?

  Axel estiro sus manos, y tomó la camisa de la chica, empezado a organizarla. -Primero que anda Kat, organiza tu ropa -La chica usaba el uniforme estandar de las meseras del teatro que básicamente consistía de ropa negra, que prendas eligieran dependia enteramente de cada persona, en el caso de Kat usaba una blusa negra de botones y una falda negra complementda por unas medías de negras que tenían lunas por todas partes y unos tenis negros que se veían bastante comodos.

  -Esta bien -Las mejillas de Kat se enrojecieron y ella apartó la mirada de los ojos de Axel-. Pero es cierto?

  -Si… -Axel continuó organizandole el cuello de la blusa-. Anoche apareció, la jefa y yo lo pusimos a prueba.

  -Y..? -Kat se giró para observar a Axel, notando que este se había cortado el cabello, los lados de su cabeza estaban perfectamente afeitados, dejando una franja de cabello espeso en la parte superior como una cresta, mientras que hasta ayer usaba un corte más tradicional. Noto también que, por primera vez en los a?os que lo conocía, Axel se había puesto colonia, una con ciertos toques ácidos. Las manos de Axel eran grandes, pero se sentían suaves.

  -Paso… -El tono de voz de Axl era suave, pero reservado.

  -?Por qué lo dices así? -La cabeza de Kat se inclinó levemente hacía el costado-. No es eso algo bueno? Cuando esa mujer vino hace unos días prometió que él podría ayudarnos.

  Las manos de Axel se detuvieron, la visita de esa mujer de hace unos días era algo que aún estaba grabado en su cabeza, desde el momento en el que ella entró, y él vio esos labios azules no se los había podido sacar de la cabeza, y no creía tampoco que fuera a ser capaz de sacarsela de la cabeza pronto. -Cuando lo conozcas entenderás.

  -?Qué hacen? -Una voz melodiosa se escuchó. Axel y Kat voltearon para encontrar a Eira de pie usando unos pantalones de seda azul con una blusa blanca y su cabello en trenzas-. Los cari?itos para cuando estén en su descanso, Axel tu deberías empezar tu turno pronto y Kat aún te falta mucho del tuyo.

  -Lo lamento se?ora -Kat agacho un poco la cabeza-. Lo que pasa es que estaban diciendo que El Jardín Roto había aparecido y tenía curiosidad…

  Eira dio un fuerte suspiro, entendía la curiosidad de su empleada. -Lo entiendo Kat, ahora cuando despierte podrás hablar con él-. Luego de esto se giró al bartender de turno. -A propósito, sabes si ya se despertó?

  El bartender terminó de hacer un una bebida con cuidado, el olor a canela dulce apoderándose de los presentes. -Se?ora, aquí está su bebida habitual, un Chai caliente -dijo extendiendo la bebida hacía Eira. Ella aceptó la bebida, la acercó a sus labios y antes de tomar un trago, se permitió disfrutar del olor-. Y para responder su pregunta, sabemos que salió pero no sabemos dónde está -el bartender agregó al ver a Eira concentrada en su bebida.

  -Dime que estas bromeando -Eira respondió tomando un sorbo de su Chai.

  -No se?ora. -El bartender respondió, sus manos se tensaron agarrando la barra del teatro. Un fuerte olor a agua de mar se sintió en todo el Teatro.

  El Teatro era un lugar que reflejaba la personalidad de las personas que eran regulares, las paredes estaban llenas de pinturas y figuras fluorescentes que diferentes personas habían pintado en sus visitas al Teatro, las mesas eran de madera reciclada al igual que las sillas lo que les daba una cierta sensación tosca pero, al mismo tiempo, una sensación de familiaridad que no se podía encontrar en cualquier parte. El espacio era amplio, con escalón al final que llevaba a una especie de escenario donde las bandas, dj y artistas se presentaban.

  Sin embargo, todo ese espacio ahora se encontraba consumido por el fuerte olor a agua marina.

  -Vaya -Una voz los interrumpió-. Puedo preguntar, ?para qué me necesitas con tanta urgencía? -Por la puerta un hombre joven, usando una camisa blanca que claramente le quedaba grande y permi′tia ver parte de su hombro, junto a unos pantalones negros con una cadena colgando de su cintura y unas botas negras caminaba hacía ellos. Su cabello rubio claro arreglado en un bollo con algunos mechones que caían por su rostro se movía con el viento.

  Lucien se acercó a ellos. -Simplemente salí a comer algo en la ma?ana y explorar un poco la ciudad, todavía tenemos cosas que tratar tú y yo -agregó con su mirada fija en Eira.

  -Pudiste haber comido aquí -El olor a agua marina desapareció lentamente del Teatro en cuanto Eira noto que Lucien no había desaparecido.

  -Estaba vació cuando desperté. -Lucien se movió a una mesa desocupada en la parte de afuera-. Si quieres que hablemos porque no lo hacemos de una vez afuera para poder disfrutar de la brisa.

  -Kat, por favor atiende nos -Eira se dirigió a la mesa en la que Lucien ya se encontraba sentado.

  -?Es él? -Los ojos de Kat parecían pegados a Lucien, incapaz de mirar a otra parte, en realidad, no era la única, casi todas las personas en el lugar estaban centradas en la nueva aparición, normalmente hablarle así a la due?a del Teatro era una excelente manera de hacer que te expulsaran del lugar, sin embargo, si Eira misma no le dio más vueltas al tema, los demás decidieron seguir con sus asuntos.

  -Si, es él -Axel respondió, su voz se escuchaba tosca y seria-. Será mejor que vayas a atenderlos, a la jefa no le gusta que la pongamos a esperar.

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  Las palabras de Axel parecieron sacarla de su estupor. Se fue corriendo a la mesa para atenderlos. Lucien y Eira estaban sentados el uno frente al otro.

  -Ehhhh -Kat estaba de pie frente a la mesa sosteniendo con fuerza en sus dos manos una tablet-. ?Qué les traigo? -Preguntó en voz baja.

  -No sé, que tienen? -Lucien respondió mientras jugaba con la cadena que estaba pegada a sus pantalones, la sensación de los eslabones frio deslizándose por su piel era algo que disfrutaba.

  -El menu está en el código QR de la mesa -Los dedos de Eira martillaban la mesa-. Yo ya tengo mi Chai, no necesito nada más, gracias.

  Lucien tomó su celular y escanear el QR, el menú se mostró en la pantalla, habían varias opciones de bebidas y aperitivos, tanto calientes como fríos. -Que recomiendas? -Se giró para mirar a Kat con una sonrisa.

  Las mejillas de Kat se enrojecieron. -Ammmm. -Las palabras se atoraron en su boca-. Yo personalmente disfruto de la torta Red Velvet y un Café con Amaretto frío.

  -Perfecto -Lucien entrecerró sus ojos mientras guardaba su celular-. Confiaré en tu juicio.

  Kat asintió y se retiró para pasar el pedido a la cocina.

  -Agradecería que no coquetearas con las meseras -Eira levantó su brazo y descansó su cabeza sobre la palma de su mano.

  -No sé cómo coquetear, no podría hacerlo aunque quisiera. -Lucien dijo mientras cruzaba sus pierna derecha y la ponía sobre la izquierda.

  -Entonces cómo le llamas a eso? -Una risa burlona se escapó de los labios de Eira.

  -Qué tanto conoces de mi hermana y de mi? -Lucien continuó jugando con la cadena.

  -Sé que la loca de tu madre experimentó en ambos, por eso el Festín y La Cripteia están tan interesados en los dos, las personas más cercanas a Elara, la genia de historia -Eira se incorporo sentándose mejor en la silla.

  -Bien -Lucien usó sus dedos para quitarse los mechones de cabello que le caían a la cara debido a la brisa-. Sabes lo básico, ahora te pregunto, en qué momento entre los experimentos y los constantes viajes, se supone, que aprendí a coquetear?

  -Según entiendo, tú y Lyra dejaron a su madre alrededor de 5 a?os atrás. -Eira le apuntó con el dedo a Lucien-. En esos 5 a?os pudiste aprender muchas cosas.

  -Lo hice -Lucien la interrumpió-. Pero nada sobre coqueteo, creéme.

  Los pasos de Kat interrumpieron la conversación, en sus manos un plato con una torta. La masa era de un rojo intenso. El glaseado de queso crema, se veía cremoso y suave. En la otra mano una copa de cristal contenía el café adornado con hielos y un pitillo de metal.

  -Aquí está su pedido. -Kat colocó las cosas frente a Lucian-. Que lo disfrute. -dijo con una sonrisa.

  -Muchas Gracias. -Lucien le devolvió la sonrisa y se giró para continuar su conversación con Eira-. En fin, ya que pase la prueba, ?que dejó mi hermana contigo?.

  Los ojos de Kat se abrieron de repente, un peque?o “Hip” se le escapó. -Disculpen, me retiro -Dijo para salir corriendo. Kat fue directo a la barra. -La mujer de la otra vez y el Jardín Roto son hermanos… -le susurro a Axel emocionada.

  Axel quién se encontraba absorto preparando una bebida específica para alguien levantó su mirada. -Hermanos? -pregunto incrédulo-. Pero si no se parecen en nada.

  -Eso es lo que estaba hablando con la jefa, no sabría qué más decirte. -Kat se encogió de hombros antes de retirarse para seguir atendiendo mesas. Axl se quedó observando a la distancia como Lucien y Eira hablaban.

  -Esta grabación -Eira le paso a Lucien su celular para que pudiera reproducir el audio que Lyra había dejado. Lucien tomó el celular y lo junto a su oreja, un audio de una canción tarareada por Lyra sonó.

  Lucien cerró sus ojos y se concentró en el sonido, en las notas que Lyra repetía, en los patrones que seguía. Una sonrisa se dibujó en su rostro. -Entiendo.

  -?Entiendes? -Eira levantó una ceja se?alando lo confundida que estaba.

  -Si, -Lucien puso el celular sobre la mesa devolviendolo-. ?Qué es lo que necesitas?

  Eira abrió los ojos, la sensación de la madera áspera en sus manos se intensificó mientras sus dedos se tensaron. -?Cómo sabes que necesito algo de ti?

  -Lyra me lo dijo -Lucien tomó la copa de cristal y le dio un sorbo al café con amaretto-. Entonces? ?Qué es?

  Eira no pudo evitar suspirar. -Había un código en la grabación? -dijo masajeando sus temples.

  -Si -Lucien respondió mientras tomaba otro bocado del pastel-. Te ayudaré, solo dime que necesitas.

  Eira miro los ojos de Lucien, aunque no estaba segura de que esperaba encontrar en esos ojos, tampoco esperaba encontrar nada.

  -?Estás seguro? -Eira cuestionó-. Es peligroso…

  -Y? -La respuesta tajante de Lucien la interrumpió-. Lyra me pidió que les ayudará, además aún queda tiempo antes de que yo pueda encontrarme con ella de acuerdo al mensaje.

  -Esta bien. -Eira bajo la cabeza al responder, consciente que no estaba en posición de rechazar ayuda-. Desde hace un tiempo varios artistas callejeros están desapareciendo, muchos de ellos miembros de los Cantosuelos. Lo único que sabemos es que los lugares donde desaparecen son destruídos y las noticias han estado hablando de un tipo de limpieza social.

  Lucien cerró sus ojos y asintió. -Qué más? -Preguntó.

  -Bueno, normalmente desaparecen en los lugares donde estén haciendo sus presentaciones o pintando o lo que sea, el lugar queda destrozado, pero no hay sangre… -La voz de Eira se hizo más y más baja-. En las calles se esparce el rumor de que es el fantasma de un policía.

  -Qué tiene que ver el fantasma de un policía? -Lucien preguntó incrédulo.

  -Es una leyenda local -El rostro solemne de Eira le decía a Lucien que era un tema delicado-. La leyenda es la siguiente:

  Hace a?os hubo un tiempo en que el arte fue silenciado por el pu?o de hierro de un Oficial. Alto, de mirada acerada y uniforme impecable, era temido por los artistas callejeros, a quienes despreciaba con una furia inexplicable. Se decía que no toleraba la música en las esquinas, que destruía murales con su propia mano y que arrojaba a los malabaristas y poetas a las celdas más oscuras sin motivo alguno.

  Se decía que su odio nacía de un pasado del que nadie podía hablar: su hijo, un joven violinista, había sido asesinado en un callejón, en medio de un robo. Para el Oficial, aunque nunca se confirmó, fue un artista callejero intentando robarle el violín, por eso, el arte callejero era un recordatorio cruel de lo que había perdido. Tenía una obsesión enfermiza.

  Una noche lluviosa, en su última ronda de terminar su turno, persiguió a un grupo de músicos ambulantes hasta los túneles del metro abandonado. Los gritos del Oficial retumbaban entre los pasillos oscuros. Se dice que se escucharon múltiples disparos al aire, tratando de silenciar la música con pólvora y rabia. Pero entonces, un eco extra?o respondió. No era el sonido de los disparos… era el violín de su hijo, tocando una melodía lúgubre y distante.

  El terror se apoderó del Oficial cuando una figura espectral emergió de las sombras: su hijo, con los ojos vacíos y las manos aún sosteniendo aquel violín. Antes de que pudiera huir, las sombras lo envolvieron y su grito se perdió en la noche. Su cuerpo nunca fue encontrado.

  Desde entonces, dicen que en las madrugadas, cuando un artista callejero toca su instrumento o pinta un mural en la soledad de la ciudad, se escucha un silbido seco, como el de un policía llamando la atención. Algunos han sentido el aire helado a su espalda, seguido de un susurro que dice: "Aquí no…".

  Los más desafortunados han visto su silueta reflejada en los espejos de los escaparates: la sombra de un policía de uniforme antiguo, con el rostro pálido y los ojos hundidos. Si lo ves, corre. Porque si te encuentra, nunca más volverás a llevar arte a las calles.

  Cuando Eira terminó de contar la leyenda Lucien se quedó mirándola -Bonita historia, pero que tiene que ver?

  -En las calles ha cobrado fuerza el rumor que es el oficial quien se está llevando a los artistas. -La mirada de Eira estaba pegada al suelo.

  Lucien centró sus ojos en Eira… El rumor… Esa palabra quedó sonando en su mente… La historia que cobraba fuerza, lo específico de la historia… -Esa leyenda era muy conocida?

  -No -Eira respondió-. Era bastante desconocida hasta que esta situación empezó.

  Los ojos de Lucien se abrieron, y una sonrisa apareció en su rostro. - Ya veo… Creo entender que está pasando

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