En esta fogata nada es cálido, su aura emana luz, pero para mí todo es penumbra, intenté ser feliz no lo niego, pero tu compa?ía es algo que necesito, así como el aire que respiro.
El bosque sigue creciendo, mi amor por él es lo único que tengo, no me creo un guardián, ni un se?or del bosque, solo veo que estoy cuidando algo que tú y yo amábamos juntos. No dejaré que muera esto, nunca más.
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A veces me regalas noches mágicas, llenas de tu rostro, llenas de tus destellos y constelaciones, esas noches te siento a mi lado, intentando sonreírme, nunca alejarte de mí, es lo que me da energía para esta voluntad putrefacta.
Las criaturas del bosque me siguen para ver si voy a donde estas tú, piensan que estás jugando a las escondidas con nosotros y que estamos en un juego muy divertido en el cual tu siempre vas a ganar, me preguntan dónde estás, que estás haciendo. Y mi rostro apenas y logra enga?arlos al decirles que estas en un largo viaje en busca de nuevas plantas nunca vistas, que ahora ya estás feliz y sin sufrimiento, con tanto sentimiento de amor hacia tu gente que ella misma siente tu presencia. Yo siento tu presencia. Siento que no puedo sonreír más. Lo eras todo para mí, y no te culpo por tu decisión, eres la persona más bondadosa y amable que haya conocido.
No me queda más que recordar tu rostro y escuchar los susurros de tu voz por las noches. Siendo guiado por aquellas luciérnagas que siempre acostumbrabas a dejar para ir hacia ti, solo que esta vez... No me conducen a ti, me conducen a una eterna Agonía. ~