home

search

Episodio 3: Segunda oportunidad

  Punto de vista de Matías Castleboard

  Retrospectiva del pasado

  El cielo estaba hermoso, aún más en estas horas del día. Las estrellas adornaban el paisaje de forma poética; El mundo no necesitaba palabras para describir su belleza, pues en cada peque?o detalle revelaba su verdadero resplandor.

  Me encontraba sentado en los pastizales, cerca de la finca de mis padres. Ya era tarde, muy tarde, para ser sincero. Pero no podía apartar la vista de la majestuosidad que tenía frente a mí.

  —Matías… ?dónde estás? —una voz conocida me sacó de mis pensamientos. Era mi padre.

  Le alcé la mano para indicar mi posición. Sabía que me iba a llevar una buena rega?ada, pero ya qué.

  —Estoy aquí, padre. Ya voy, dame un rato.

  Rápidamente recogí mi sombrero y le di una última mirada a la noche. Tal vez no nací con el privilegio de una familia rica, pero... esto no tiene precio.

  —Perdón, padre, me quedó un poco perdido en mis pensamientos —le dije mientras empezábamos a marchar juntos hacia la casa.

  él solo movió la cabeza en se?al de resignación y me revolvió el cabello con cari?o.

  —Anda, rápido a la casa, que tu madre nos está esperando con la merienda.

  Le sonreí y corrí con todas mis fuerzas hacia el hogar. Con cada paso sentí el aire acariciar mi rostro. A lo lejos, podía ver a mi madre y mi hermana apoyadas en la puerta.

  —?Mati, entra rápido, cari?o, que está haciendo mucho frío! —su voz era suave y cari?osa. Siempre lo fue.

  —?Ya voy, mamá! ?Papá, apurate! —le dije entre risas... esa risa que alguna vez tuve.

  Fin del flashback

  Mi familia… los volví a ver otra vez. No saben cuánto los extra?o. Cuánto desearía poder jugar con las manecillas del reloj, retroceder el tiempo, abrazarlos… y decirles que los amo.

  Espera un momento… estoy despierto otra vez. Esta conciencia… he vuelto a despertar. Pero ?dónde estoy ahora?

  Ahora que lo pienso, me siento más raro de lo normal. Puedo sentir mi cuerpo, pero a la vez no. Es como si mi movilidad se hubiera reducido… y lo mismo con mi tama?o.

  Hay una luz… la puedo ver. ?Por qué no puedo abrir los ojos del todo? Mi visión es tan borrosa y difusa... no entiendo.

  Kraidir… la segunda oportunidad. Era cierto.

  Acabo de nacer. Dentro de mí, una chispa enorme de felicidad y angustia se encendía al mismo tiempo. Voy a tener otra oportunidad. A pesar de no poder hablar, mi voz en la mente estaba rota.

  —?Es un varón! Fuerte y sano, mi reina. —de pronto, una voz femenina rompió el silencio. Era cálida, suave… llena de amor.

  Unos brazos me sostuvieron con ternura. Sentí el calor de una mujer, su aroma reconfortante. Me mecían suavemente, y entonces escuché su voz entre lágrimas:

  —Déjenme cargarlo… mi peque?o príncipe, mi hermoso Kal.

  Mi corazón latía a mil por hora. En este momento no podía pensar con claridad, solo podía sentir. Emociones puras, sin filtros.

  Mi mente, aún en shock, intentaba lo mismo. Me costó unos minutos entenderlo del todo: mi peque?o príncipe, mi hermoso Kal. Además… dijeron reina.

  Intenté analizar qué tan probable era que esto fuera real o no. Pero el sentimiento era evidente, y de alguna forma, esto… se sentía tranquilo.

  Reí en mi mente y a la vez llore. De verdad, esto es una tortura… estoy atrapado en el cuerpo de un recién nacido. He vuelto a nacer.

  —Ya, mi peque?o Kal, deja de llorar. Tu mami está aquí… estoy aquí para ti, mi hijo. —podía sentir cómo sus palabras me iban destrozando por dentro. Era como si el vacío enorme dentro de mí empezará, poco a poco, a llenarse.

  —Déjame ver a mi hijo, Mabel.

  La mujer —mi madre— me entregó a un hombre. Sentí su agarre: firme, pero cuidadoso. Su voz tenía un tono fuerte, seguro de sí mismo, y a la vez una calidez que solo podía transmitir un padre.

  Será mi padre… pensé con nostalgia. Si he renacido, entonces esta es mi nueva familia. Nunca imaginé volver a tener una.

  Enjoying this book? Seek out the original to ensure the author gets credit.

  —Vaya, mi vida, creo que se parece más a mí. Siento que este peque?o tendrá mi espíritu, mi determinación. Mira esos ojos… ?tendrá muchas mujeres de grande! Y, algún día, será un gran rey.

  Mi madre rió suavemente.

  —Oh, amor, apenas es un bebé. Y si no me equivoco, fui la única que cayó en tus encantos.

  —Eso… eso fue un golpe bajo, mi reina.

  No podía verlos del todo, mis ojos seguían borrosos, pero no era necesario. Solo con saber que estaban ahí… era suficiente.

  —Su majestad, por favor, sostenga al príncipe con cuidado. —La voz de la partera llamó la atención de mi padre por unos segundos, solo para que luego volviera a enfocarse en mí.

  —Kal, yo soy tu padre: Xavier Lanpar. Y tú, mi peque?o hijo hermoso… bienvenido a tu nueva vida.

  Mi padre me observaba con ternura y curiosidad, como si viera algo especial en mí.

  Intenté estirar mis diminutas manos para tocarlo, pero mi coordinación era casi nula. Mi visión borrosa y audición limitada me hacían sentir impotente. Tendría que acostumbrarme a esto por un tiempo.

  Al alzar un poco la cabeza, pude ver una lámpara con unos adornos hermosos. Ni hablar del esculpido del techo: era precioso, blanco, con un decorado de líneas que formaban una silueta extra?a que no logré comprender.

  Poco después de conocer a mis padres y de que me envolvieran en una sábana suave, empezamos a caminar. Era mi padre quien me sostenía.

  Por las paredes, hechas de piedra y madera, pude deducir rápidamente en qué época me encontraba. Había soldados acompa?ando a mis padres con cada paso que daban. época medieval. He reencarnado en esta era… qué curioso.

  Vi pilares de mármol y ventanas con figuras grabadas. A medida que avanzábamos, me quedé embobado mirando las ventanas: al parecer contaban una historia de fantasía. Era fascinante… me sentía dentro de una de esas historias de reyes y…

  Un minuto… ?acaso me llamaron príncipe?

  —Su majestad, ya estamos llegando. ?Quiere que llamemos a los Strikers para que lo acompa?en, o desea dar este mensaje solo? —Al girar para ver quién habló, vi a un guardia. Entonces sí... soy un príncipe.

  —No, tranquilo, soldado. Este anuncio lo haré yo. Parte de ser un rey es dar esperanza a la gente, y eso es lo que haré.

  Mi padre me miró una vez más antes de volverse hacia adelante con una expresión seria, justo cuando las cortinas comenzaban a abrirse.

  El peso de mi hijo descansaba en mis brazos mientras avanzaba con paso firme hacia el balcón principal del castillo.

  Afuera, una multitud de miles —millones tal vez— aguardaban con ansias. Sus voces se mezclaban en un murmullo denso, como el eco de una tormenta que está a punto de estallar.

  Parte de ser un rey es dar esperanza a la gente.

  Y Kael es esa esperanza. Aquella que tanto nos ha faltado.

  Aunque algunos cuestionen el liderazgo de la familia Lanpar, somos nosotros quienes hemos protegido a la humanidad durante generaciones. Y seguiremos haciéndolo.

  Hoy no solo presento a mi hijo. Hoy anunció el inicio de una nueva era, una era que transformará el mundo como lo conocemos.

  Al cruzar el umbral del balcón, el sol me recibió con su resplandor abrasador. Mis ojos recorrieron la muchedumbre; entre los rostros podía distinguir a personas que, en algún momento, cruzarían el destino de Kal. Algunas con amor, otras con sangre.

  La plaza vibraba con una energía electrizante. Las banderas de los clanes más importantes ondeaban con orgullo.

  Sonreí con orgullo. Di un paso al frente y alcé la voz con la fuerza que solo un rey puede proyectar:

  —Queridos ciudadanos, gracias por venir desde lugares tan lejanos para presenciar este momento tan importante para mi familia y para el reino. Hoy, les presento el inicio de una nueva era: ?la Era Dorada!

  Con un gesto solemne, levanté a Kael para que todos pudieran verlo.

  —?Este es mi hijo, Kael Lanpar! ?Mi heredero y la esperanza de nuestra raza!

  El rugido de la multitud fue ensordecedor. Los soldados golpearon sus armas contra sus escudos en una muestra de respeto, mientras el clamor del pueblo se alzaba como una sola voz.

  Por un instante, mientras sostenía a Kael en lo alto, sentí algo...

  Una presencia distinta tras de mí.

  Una energía antigua, casi divina. No sabía si era una bendición o un juicio, pero estaba allí, observando.

  ?Acaso antiguos seres que desaparecieron... han vuelto?

  ?Son ellos los testigos de esta grandeza que apenas comienza?

  Le entregué a Kal, con una sonrisa enorme, a mi esposa. Entonces, desenvainé mi espada.

  La alcé al cielo en un gesto de unidad y fortaleza. Como si fuesen mi reflejo, los soldados y la multitud imitaron el gesto, y un mar de metales brillantes se alzó bajo la luz del sol.

  —?Larga vida al reino! —gritaron todos al unísono, con orgullo, con esperanza, con felicidad.

  Lo que acababa de presenciar era una mezcla entre lo épico… y lo absurdo.

  Recién había nacido y ya me estaban mostrando al mundo como si fuera el Rey León.

  La multitud enloquecía, los soldados golpeaban sus escudos… Y yo, un bebé indefenso, solo podía mirar con una visión en blanco y negro, con los sentidos aún limitados, preguntándome en qué clase de reino había reencarnado.

  Aunque mi vista seguía sin mostrar colores, al menos podía distinguir formas con mayor claridad. Ya no dependía tanto del oído para interpretar el entorno. Un avance... supongo.

  Era vergonzoso. Increíblemente vergonzoso.

  Y, sin embargo, en algún rincón de mi alma, algo entendía la magnitud de lo que estaba ocurriendo. No era solo una presentación. Era un acto simbólico, una chispa de esperanza para millones de personas. Algo que, en mi vida pasada... también me tocó hacer.

  Tal vez antes subestimé el poder de un líder. Siempre los vi como gente sentada de ambición, gobernando para sí mismos. Incluso yo... incluso yo creí que era uno de ellos.

  Pero mi padre transmitía algo distinto. No era poder. No era autoridad. Era... otra cosa. Una energía familiar, difícil de describir. Algo que removía los restos de mi humanidad.

  Y entonces lo supe. Aunque mi cuerpo era débil, aunque mi mente aún se adaptaba, ese instante marcaría el inicio de mi nuevo destino.

  Entre gritos de gloria, promesas no dichas y memorias enterradas... Comenzó mi segunda vida.

  Mi nombre es Kael Lanpar. Y este mundo... es mi nuevo hogar.

  El último Aliento.

  Kael no solo nace en un mundo nuevo, sino que despierta en medio de un destino que no pidió… pero que no podrá evitar.

  Un príncipe, un guerrero en potencia… y un alma que aún no sabe si realmente merece su segunda oportunidad.

  ?Qué les pareció este renacer?

  ?Amaron a los padres de Kael? ?Sintieron esa mezcla de emoción y melancolía?

  Me encantaría leer sus teorías, impresiones o qué parte del capítulo les llegó más al corazón. ?Los leo en los comentarios! ??

Recommended Popular Novels