home

search

Capitulo 8: algo mayor.

  La oscuridad lo era todo. Un vacío sin fin, frío e inescrutable, donde el tiempo mismo parecía haberse desvanecido. No había arriba ni abajo, solo una negrura tan densa que devoraba hasta el más mínimo susurro de existencia.

  Y en medio de esa nada infinita, “flotaba él”.

  Su silueta solo era perceptible por contraste, una mancha aún más negra que la oscuridad que lo rodeaba, una aberración contra la propia naturaleza del vacío. Su cuerpo, si es que podía llamársele así, era una distorsión de formas imposibles: extremidades que se retorcían en ángulos antinaturales, una figura que desafiaba la lógica, como si la realidad misma se negara a comprenderlo.

  La presión en ese lugar era abrumadora, un peso cósmico dise?ado para contenerlo, para evitar que su mera presencia envenenara todo lo que tocara.

  Alguna vez había sido más.

  Hubo un tiempo en que luz y oscuridad danzaban en equilibrio dentro de él, un ser de dualidad perfecta, un guardián de armonías olvidadas. Pero la corrupción lo consumió, lenta, implacable. Algo se quebró en su interior, y ese equilibrio sagrado se desmoronó, dejando solo un hambre insaciable.

  No un deseo, no un propósito, solo una “necesidad” primitiva de devorar, de destruir, de reducir toda existencia a ecos de agonía.

  Se convirtió en una plaga, en una “amenaza” que arrasó con mundos enteros. Civilizaciones enteras cayeron ante su paso, no por conquista, no por venganza, sino porque “simplemente dejaron de ser”.

  Los más valientes, los más poderosos, se alzaron contra él. Guerreros legendarios, sabios inmortales, incluso seres que se hacían llamar dioses menores… todos cayeron. Sus armas se rompieron, sus hechizos se desvanecieron, sus cuerpos se desintegraron. Porque él “no podía morir”.

  Era inmortal no por grandeza, sino por “perversión”. La misma corrupción que lo había deformado lo mantenía intacto, regenerándose, adaptándose, volviéndose más fuerte con cada batalla.

  Hasta que, al fin, los verdaderos dioses, aquellos que moldean realidades con un pensamiento, “tuvieron que actuar”.

  La batalla resonó a través de las dimensiones, un cataclismo que hizo temblar los cimientos de la creación. Monta?as de cadáveres cósmicos flotaron en el vacío, y aún así, “no pudieron matarlo”. Solo contenerlo.

  Solo encerrarlo en esta prisión de oscuridad absoluta, donde ni siquiera el tiempo podría erosionar sus cadenas.

  Pero los dioses subestimaron una cosa: “su odio”.

  A?os, siglos, milenios… no importaba. él “recordaba”.

  Cada instante de encierro alimentaba su resentimiento, su ira, un fuego negro que crecía en las profundidades de su ser.

  Y entonces, en medio de su eterno tormento, “algo cambió”.

  Una luz.

  Intensa, cegadora, intercambiando la oscuridad inconmensurable de su prisión.

  él sonrió.

  Porque si había una cosa más peligrosa que un monstruo…

  …era un monstruo “con paciencia”.

  ---

  “?iBruon! ?swing!"

  El sonido estruendoso de explosiones y tajos silbantes resonaba por todo el lugar, combinándose con el rugido ensordecedor de las criaturas, creando un ambiente aterrador y opresivo.

  La batalla contra los monstruos se había tornado frenética. Dante y Superman arremetían contra el ejército de estas criaturas implacables, dando lo mejor de sí.

  Clark, suspendido en el aire, utilizaba su aliento gélido para contener a las bestias, ganando tiempo para que los demás encontraran una forma de escapar del domo de antigravedad que los mantenía prisioneros junto a esos horrores.

  —?Esto no parece tener fin!— exclamó Dante, quien había llegado a su lado en su forma humana, su voz cargada de frustración—. ?Dime, Súper hombre! ?No te parece algo raro?

  Clark le dirigió una mirada intensa, intentando concentrarse en medio del caos.

  —?Qué cosa?— preguntó, con un tono tenso.

  —Estas criaturas…— sonrió con arrogancia—. ?No solo son difíciles de matar, incluso para mí! Su piel es tan gruesa que parece impenetrable, y su aura les protege de cualquier ataque de magia o armamento. Se multiplican más rápido que conejos y, para colmo, se vuelven más fuertes. ?Alguna vez has enfrentado algo así?

  —Sí…— respondió Clark, frunciendo el ce?o. A su mente le vino el recuerdo de un monstruo extremadamente peligroso que ni él pudo derrotar sin sufrir graves repercusiones—. ?No te detengas, ellos no lo harán!

  Superman continuó su arremetida, aplacando a las criaturas que se reagruparon abajo.

  —Siii… lo que tú digas— replicó Dante, asintiendo mientras dirigía sus ataques demoníacos hacia los monstruos más grandes, especialmente hacia el que lo había derribado.

  Una aura carmesí flameante lo envolvió, como si brasas ardientes lo cubrieran a él y a su espada. Múltiples lanzas de energía demoníaca se manifestaron a su alrededor, listas para ser lanzadas.

  —?Ja!— exclamó con entusiasmo, lanzando su ataque contra los monstruos.

  Mientras tanto, Goku alzaba el vuelo con Rías en brazos, esperando el momento perfecto para ejecutar su plan de escape. Pero una extra?a sensación lo invadió repentinamente.

  —?Pero qué…?— exclamó, con incredulidad reflejada en su rostro al sentir una gran energía acumulándose entre los monstruos.

  Allí, en medio de la refriega, una de las criaturas gigantes, la que había evolucionado tras su primer choque con Dante, se erguía con un chirrido metálico.

  “Gruaaaaaaggg"

  La criatura rugió y su cuerpo retorcido comenzó brillaba con un aura púrpura, absorbiendo los residuos de energía de los ca?ones de plasma disparados por la nave y los ataques demoníacos recibidos por Dante.

  Todos volvieron su mirada hacia la criatura brillante, contemplando en alerta máxima, la nueva habilidad que mostraba el monstruo.

  —Esta absorbiendo las energías residuales?! — inquirió Reed, con incredulidad en su rostro.

  De pronto, la boca de la bestia se abrió en un ángulo antinatural creando un sonido grotesco, y un rayo distorsionado de plasma negro, imbuido en magia demoníaca, estalló hacia el grupo.

  —?Muévanse!!! —gritó Reed, saltando hacia un lado.

  El rayo cruzó por donde habían estado segundos antes, creando una gran explosión en lo alto del domo.

  —Diablos—musito Clark abriendo los ojos con urgencia, al ver que el Rayo iba con dirección a la nave.

  Se movió rápidamente y cruzó los brazos para bloquear el disparo, deteniendo el ataque. Pero el plasma corrompido lo empujó hacia atrás, quemando incluso su piel invulnerable.

  —ghahg!— dio un gritó ahogado por el dolor que sentía.

  La criatura siguió atacando por todo el lugar sin detenerse. Creando un desfile caótico de energías oscuras.

  —?Maldición! — Dante rugió, esquivando un disparo que rebotó en su espada. La vibración le entumeció los brazos—. ?Si siguen así, nos freirán con nuestros propios poderes!

  Elizabeth, aún en el aire siendo resguardada por una observó con horror cómo el monstruo cargaba otro ataque, esta vez imitando el patrón de su energía sagrada. Un halo dorado perverso comenzó a formarse entre sus garras.

  —?No puede ser…! —susurró, con un terror helándole la sangre.

  En esa escena, Elizabeth sintió algo que no podía comprender, una aberración que le provocaba una sensación atroz, como si aborreciera su mera existencia. Era un sentimiento desconocido que nunca antes había experimentado en su vida.

  —Rayos!—Goku apretó los dientes mientras esquivaba y repelía los ataques del monstruo con movimientos precisos.

  Le estaba contando demasiado al tener a Rías entre sus brazos. Goku tenía una sensación similar a la que tenía Elizabeth, esas criaturas desagradables desprendía una energía oscura y ominosa que crecía a cada momento. parecía algo antinatural.

  Todos se encontraban esquivando los ataques incesantes. Abrieron sus ojos en sorpresa cuando los cientos de criaturas que inundaban en suelo rocoso comenzaron a brillar en un tono púrpura igual que el monstruo más poderoso.

  —Tiene que ser broma!— mascullo Dante incrédulo.

  Goku vio la escena con seriedad. Podía sentir como cada vez más su energía aumentaba. Sintiendo que el tiempo se acababa, se dirigió al Dr. Richards.

  —Reed! —llamó, ajustando su agarre sobre Rías—. ?Da la orden ahora o nos volarán en mil pedazos!

  Las palabras de goku resonaron, como un presagio de algo inevitable. Si no era por los monstruos sería por la gravedad. Tenían que salir de ese lugar o no saldrían vivos.

  Reed no necesitó más. Con un gesto decidido, le dio la se?al la computadora de la nave, que tomo posición en el aire como un meteoro, sus motores chirriaban por el esfuerzo mientras la rampa se abría con un sonido metálico.

  —?Todos, prepárense!—gritó, su voz resonando con urgencia mientras se estiraba hacia la plataforma.

  Goku fue el primero en reaccionar. Con un fuerte impulso, voló hacia la nave, protegiendo el cuerpo inconsciente de Rías contra su pecho. Elizabeth descendía dentro de la esfera verde que la protegía, la cual había sido puesta por goku momentos antes, con la intención de mantenerla a salvo.

  You might be reading a stolen copy. Visit Royal Road for the authentic version.

  Detrás de ellos, Superman y Dante, en su forma demoníaca cubrían la retirada, bloqueando una nueva oleada de rayos de energía que estallaban como meteoritos púrpuras.

  —?Maldita sea!— Dante blandió su espada, desviando un proyectil que habría partido la nave en dos. El impacto lo hizo retroceder cayendo hacia el suelo rocoso. Las garras de sus piernas ara?ando el suelo. —?Estos cabrones no se cansan!

  Exclamó con desenfado, alzándose al aire nuevamente cubriendo las nuevas ráfagas de energía.

  Clark hacia lo mejor que podía para desviar los ataques, que podían herir lo. Las cosas no parecían terminar y Necesitaban tiempo.

  Superman no estaba al cien por ciento, Elizabeth había curado sus heridas, pero la energía del sol en su interior era baja debido a que la gravedad impedía que los rayos solares penetren.

  Sus ojos, usualmente llenos de calma, brillaban con una determinación feroz.

  —?Dante, ve con ellos!. ?tu eres clave para el plan de escape. Yo ganaré tiempo!—habló con resolución.

  —Qué!?—Dante lo miró como si estuviera loco.—?Ni siquiera yo puedo con tantos... ESPERA!.

  Gritó Dante intentando que desistiera. Pero Superman ya estaba en movimiento. Solo le quedo resignarse ante su acción temeraria.

  Un estallido sónico marcó su partida. Se lanzó como un rayo azul y rojo contra la horda, sus pu?os generando ondas de choque que hicieron retroceder a las bestias.

  Se movía a una velocidad abrumadora golpeando y desviado los ataques de las criaturas, creando un desfile de destellos oscuros a su paso. Por un momento, pareció que la marea cambiaría.

  Hasta que “el más grande” de los monstruos, aquel que había absorbido el plasma y la magia, se irguió frente a él, deteniéndolo en seco.

  Superman se irguió frente al monstruo preparado para cualquier cosa que le lazarse.

  La boca de la criatura se abrió en un ángulo imposible, y de su garganta brotó un “vórtice negro”, un remolino de energía densa y ominosa que distorsionaba el aire, como si quisiera devorar la realidad misma.

  Superman cruzó los brazos, pero esta vez, el ataque lo arrastró hasta el suelo. Sus pies se clavaron en el la Roca tratando de resistirlo, pero la fuerza era abrumadora, como un abismo que lo atraía hacia su perdición.

  —?Kal!— gritó Goku desde la rampa de la nave, a punto de lanzarse a la batalla.

  Pero algo lo detuvo.

  Las criaturas restantes, aprovechando el caos, comenzaron a retorcerse y fusionarse en una masa grotesca de carne palpitante y escamas iridiscentes. Los tendones se estiraban, los huesos crujían, y de ese caldero de horrores emergió algo nuevo: un coloso de tres veces más grande, con ojos que ardían como carbones apagados.

  Elizabeth, dentro de la nave, sintió la presencia del monstruo. Sus ojos heterocromáticos se dilataron, atrapados en la visión de aquella aberración.

  —No…— susurró, sintiendo su corazón a mil por hora en su pecho—. ?Qué es esto?

  La repugnancia la invadió, una sensación atroz que le gritaba peligro y horror. Algo en su naturaleza divina evocaba un terror inexplicable, como si la misma esencia del coloso estuviera dise?ada para desatar el pánico en ella. Pero no era la única.

  El aire se espesó con la presencia sofocante del coloso. Incluso Superman contuvo el aliento ante la emanación de pura corrupción que ahora alzaba una garra deforme, cubierta de esa energía oscura y ominosa.

  “?No pudo de… dejarme vencer!” se gritó en sus pensamientos tratando de luchar contra esa presión sofocante.

  El coloso extendió su garra gigantesca hacia él, lista para aplastarlo, mientras yacía inmóvil en el aire, atrapado ante el horror que se cernía sobre él.

  —KA… ME… HA… ME…

  Pero entonces el aire vibró y un resplandor azul iluminó el campo de batalla.

  Goku apareció junto a Superman, sus manos se encontraba formando una esfera de energía divina, tan brillante que hacía retroceder a las sombras oscuras de todo el terreno.

  A pesar de la preción que apresaba todo su ser, se lanzó al rescate de Clark. En un rápido movimiento extendido sus manos hacia el monstruo.

  —?HA!!!!— gritó con fervor.

  El rayo azolado fue directo contra el monstruo fusionado, con la intención de empujarlo hacia atrás. Pero sus cálculos fallaron.

  Una explosión de luz y fuego, se mezcló con una intensa oscuridad que sacudió todo. La criatura había atacado con su energía corrupta en el último momento causando un da?o terrible.

  El impacto fue catastrófico, cubriendo todo adentro del domo. Aquellos estaban cerca fueron arrestados hacia atrás con violencia por la onda colosal devastadora.

  Por un momento todo fue silencio dentro de lo que ahora era un campo se polvo. A la espera que los sobrevivientes dieran se?ales de vida.

  Hasta que una ráfaga de viento despejó el polvo mostrando un montón de escombros que se movían.

  Allí, el engendro, su cuerpo carbonizado y hecho pedazos por el kamehamaha y su propia energía devastadora. Comenzó a regenerarse a un velocidad constante.

  En lo alto, dentro de la nave, todavía intacta, se encontraba Reed aún recuperándose de la sacudida que recibió la nave, observó desde los monitores como el monstruo se recuperaba a un ritmo acelerado.

  —No puede ser…— Reed murmuró con preocupación, los datos de su visor parpadeando en rojo. —?Su tasa de regeneración es demasiado alta!

  Dante escupió sangre estando frente a la nave. El la había protegido en el último momento recibiendo de lleno el impacto.

  —?Claro que no. Más que alta, yo la llamaría irreal!— exclamó dando una sonrisa forzada.

  El también poseía un factor curativo. Pero ese monstruo parecía que lo dejaría en ridículo.

  Elizabeth cayó de rodillas dentro de la nave, las manos apretadas contra los oídos, un susurro le invadía su Alma.

  —?Está aquí!— Gritó, su voz quebrada por un terror antinatural.

  Algo en esa criatura la hacía palidecer. Podía sentir una sed de sangre y un deseo por consumir lo todo. Por consumirla a ella.

  Superman se incorporó en el aire, con la mirada fija en la aberración que parecía invencible, goku llegó junto a él. Su respiración era entre cortada. Había canalizado mucha de su energía para minimizar la onda.

  —kal. Dime algo…Acaso tú tampoco estas al cien por ciento, ?verdad?— le Pregunto, viendo directamente a la criatura.

  —así que lo notaste. No me sorprende— Clark respondió dando una sonrisa confiada. A pesar que la realidad era clara.

  “Groaaahhhg”

  rugió el monstruo el monstruo, con un presagio de algo inevitable.

  Su cuerpo comenzaba a dividirse nuevamente, dejándole claro a todos, que solo evolucionaría sin cesar hasta matarlos.

  Goku y Superman tenían rostros serios viéndo lo.

  Superman era un héroe que no se rendía ante la adversidad. A enfrentado mucho peligros y seres poderosos que lo han dejado al borde de la muerte, y aún con eso, estaba dispuesto a proteger a otros dando lo mejor de sí. Pero sabía que esto era diferente.

  Por otro lado, Goku, era un Guerrero por naturaleza. Disfrutaba de enfrentar desafíos que lo superaban con una sonrisa confiada. Pero incluso él sabía que esto no era normal. Su deseo de enfrentar a los monstruos era casi nulo.

  por más que gokutratara de pensar en una forma de ganar, no hallaba alguna que no pusiera en peligro a todos.

  —?oye Reed! —alzo su voz, dirigiéndose al Dr. Richards — ?cuando quieras, si!

  Reed lo escuchó, trabajaba lo más rápido posible para hacer los preparativos.

  El plan era que goku y Dante crearan una brecha entre la gravedad incalculable para salir del planeta. En el momento que lo hicieran la nave daría un salto hacia el espacio exterior.

  —?Si, ya esta todo preparado!— le respondió Reed con urgencia.

  Goku sujeto el hombro de Superman y en un instante aparecieron dentro de la cabina de la nave, utilizo su tele transportación para moverse. No había tiempo que perder.

  Goku le dio un asentimiento al Dr. Richards y se tele transportó fuera de la nave, apareciendo justo donde se encontraban Dante en el suelo.

  Goku y Dante se miraron, un entendimiento silencioso pasó entre ellos. No hacía falta hablar. Ambos sabían que solo tenían “un disparo”.

  —?Listo… Dante? —preguntó Goku en un tono desafiante, mientras sus manos brillaban con una energía azulada.

  —Nací listo, cari?o —respondió Dante, girando su espada en un arco carmesí.

  El tiempo se detuvo para ellos, goku brillo en un aura plateada y Blanca a la par que su cabello se volvió plateado, entrando en el estado del ultra instinto dominado. Dante se envolvió en un aura demoníaca carmesí, canalizado la toda para activan su “Royal Guard”.

  En sincronía, liberaron sus poderes.

  Goku alzó las manos, y una energía azul y verde se arremolino saliendo disparando hacia el cielo. Había canalizado una gran cantidad de energía en su técnica de barreras que “distorsionaba” el espacio, empujando contra la gravedad como un taladro cósmico.

  Dante lo siguió clavando su espada en el suelo, desatando un remolino demoníaco que se entrelazó con la técnica de Goku, creando un túnel de fuerzas opuestas.

  El ki de Goku distorsionaba el espacio, mientras el Royal Guard de Dante invierte la gravedad repeliéndola. Los dos hombres crearon un torbellino de diferentes colores que fue más allá del domo de anti gravedad a una gran velocidad.

  La gravedad era intensa pero, aún así el torbellino avanzaba sin detenerse creando una ráfaga intensa de viento.

  Pero en medio de eso las criaturas “aullaron” al unisonó, como si una mente colectiva las guiara.

  El coloso corrupto alzó sus garras, y el resto lo imitó. De sus bocas y garras, un “vórtice de energía púrpura” comenzó a formarse, mezclando: Plasma robado de la nave, la magia demoníaca distorsionada y residuos del Kamehameha de Goku en un estridente y mortal ataque.

  Era un ataque de aniquilación que amenazando con borrar todo dentro del domo.

  —?MALDITA SEA! —rugió Dante, sintiendo el poder incluso desde la distancia.

  —Rayos…!— maldijo goku al sentir esa energía abrumadora.

  La energía que acumulan era tan grande, si no fuera por la gravedad incalculable del planeta, era seguro que esa energía sería suficiente como para borrar una galaxia entera.

  Elizabeth gritó algo, pero sus palabras se perdieron en el estruendo.

  Reed no titubeó. Sus dedos volaron sobre los controles de la nave cuando el torbellino alcanzó el espacio oxideral.

  —?AHORA!—ordenó con un fuerte grito.

  Ante la orden del Dr. Richards, goku sujeto el hombre de Dante y aparecieron junto a los otros.

  La nave tembló, sus motores sobrecargándose. Con un estruendo que partió el aire, se lanzó hacia la brecha justo cuando el ataque de los monstruos se disparó.

  La energía destellante los rozó, quemando el casco y dejando cicatrices negras en el metal. Por un segundo, todo fue luz y caos...

  ...hasta que emergieron fuera del planeta, en el vacío del espacio.

  En el momento que la nave partió, desapareció el domo, y el peso brutal del colapso cayó sobre los monstruos, aplastándolos en un instante, sofocando la detonación de energía, antes de que pudiera estallar.

  El ambiente mismo se retorció, una distorsión antinatural que desgarraba la realidad se apoderó de todo, creando un paisaje distorsionado y desolado.

  Y, en medio de ese caos, algo tomó forma, o más bien aprecio caminando.

  No era uno de aquellos engendros derrotados.

  No era ni siquiera comparable.

  Era peor.

  Una figura oscura, de pura oscuridad solidificada, se alzó entre los cadáveres de los monstruos gigantes.

  Su silueta desdibujaba el aire, como si la existencia misma se negara a contenerla.

  Y sus ojos, si es que podían llamarse así, se alzaron hacia el cielo, siguiendo el rastro de la nave que escapaba.

  Una sonrisa se desgarró en su rostro, demasiado amplia, demasiado afilada.

  "—Dioses…"

  Su voz no era un sonido, sino una herida en la quietud, un susurro estridente que resonaba en los huesos.

  Aquellas criaturas, aquellas bestias que habían atacado… eran apenas extensiones de su voluntad. Fragmentos desechables de su ser, enviados para cazar.

  Para cazar específicamente a aquellos que olían a divinidad.

  Ahora, él mismo se encontraba aquí. Y en su mirada no había ira, ni prisa, ni siquiera odio. Solo hambre. Un vacío infinito que deseaba devorar todo a su paso.

  Sus ojos decían algo, decía que se volverían a encontrar. No importa cuánto tiempo le lleve salir de allí. él los encontraría.

  Después de todo esta libre de du prisión.

  ---

  En el espacio.

  La nave crujía mientras se estabilizaba en el hiperespacio, los motores resonando con un zumbido agudo que recordaba a un animal herido.

  La luz parpadeante de las alarmas te?ía el interior de rojo, intercalada con el resplandor azul de los escudos da?ados.

  Goku se dejó caer contra la pared, resbalando hasta el suelo. Su cabello plateado destelló una última vez antes de volver al negro, el Ultra Instinto cedió por fin. Jadeó, las manos temblorosas apoyadas en las rodillas.

  —Uf… eso sí que estuvo cerca —musitó, pero alzó la vista con una sonrisa cansada—. ?Pero lo logramos, ?eh?!

  Superman, apoyado en la consola, asintió con los ojos entrecerrados. El dolor de las quemaduras en sus brazos era persistente, pero su voz no vaciló:

  —Por ahora. Esas… cosa no es como nada que haya enfrentado antes.

  Elizabeth seguía arrodillada en un rincón, abrazándose a sí misma. Sus ojos heterocromáticos aún brillaban con el miedo reciente.

  —No era solo un monstruo…—susurró para si misma—. Era como si… me reconociera.

  Rías, ahora consciente pero pálida, extendió una mano vacilante hacia ella desde su camilla.

  —Elizabeth… —dijo, con una suavidad inusual en su voz—. No temas, estás sola en esto.

  Dante, mientras tanto, observaba el caos con una sonrisa desafiante. Se limpió una mancha de sangre del labio y lanzó una cáscara de pizza “?de dónde había sacado eso?” a un basurero.

  —Bueno, esto supera mi día más raro. Y eso es decir mucho —bromeó, pero su mirada se posó en Elizabeth—. Oye, Santa. esos bichos parecían tenerte en la mira, quizás deberíamos preguntarnos ?por qué?.

  Reed golpeó un panel de control con frustración, haciendo saltar chispas.

  —No importa el "por qué". Esas cosas está atrapadas en el planeta… —habló con firmeza—. Lo que está claro es que no podemos descuidar nos de ahora en adelante o no saldremos con vida.

  Ante las declaraciones de Reed, todos, excepto Dante. Comprendieron la situación. Superman alzando un pu?o vendado y declaró:

  —Entonces nos preparamos. Aprendemos. Y cuando llegue el momento… —su voz no fue heroica, sino grave, como el sonido de una campana funeraria— no caeremos ante lo desconocido.

  Dante giró su espada y la clavó en el suelo, sonriendo sin humor.

  —Bueno, no se como están las cosa. Pero mientras me paguen en pizza, cuenten conmigo— habló con desenfado uniéndose al grupo.

  Continuará.

Recommended Popular Novels